miércoles, enero 11, 2006

49. Serie de Artículos por Luis Bravo Rovai

Minería sí: ¿cómo?
por Luis Bravo Rovai

El Perú es y será un país minero, no cabe duda al respecto. Por sobre los 3,500 a 4,000 metros de altura no hay mayor actividad económica significativa que la minería (aunque se debe tener en cuenta el valor de los servicios que dichas áreas geográficas brindan a través de su rol en los ecosistemas locales y globales); más del 20% de nuestro territorio está por sobre dicha altitud. De otro lado, sería mezquino no reconocer que la minería moderna en nuestro país, especialmente la gran y mediana minería, ha mejorado la calidad de sus operaciones significativamente, a todo nivel y ámbito; sin embargo, ¿por qué tantos problemas con la actividad minera en los últimos tiempos? Se debe tener en cuenta la gran responsabilidad existente por parte de los agitadores sociales profesionales -muchos con más de una agenda oculta y con fuentes de financiamiento- las motivaciones políticas y el descuido del Estado de sus obligaciones; sin embargo, enfocaré el problema, a título personal, desde la perspectiva de la empresa minera, dado que, entre otros motivos, “el que más sabe y tiene es el que más puede y debe”.

Partiremos del principio básico del respeto al estado de derecho, para desde allí, centrarnos en las causas del problema y no en los síntomas. Evitar las movilizaciones no autorizadas vía represión puede tener resultados en el corto plazo, pero no ser efectivo en el largo plazo.

La visión moderna de manejo de riesgos nos lleva a reconocer que si un evento o una contingencia puede afectar materialmente el desempeño y rendimiento de las operaciones de una empresa, entonces es un riesgo relevante al cual la empresa misma debe prestar atención ya sea vía su retención (mitigación) y/o transferencia (financiamiento).

La historia contemporánea -para no remontarnos hasta la época de la Colonia- de la minería en nuestro país, arroja un saldo desfavorable desde el punto de vista social y ambiental, principalmente, porque gran parte de la misma fue llevada a cabo por el Estado. Por lo tanto, no considerar los pasivos tangibles (p.e. contaminación) e intangibles (p.e. reputación de la actividad) de dicha historia, como parte de los riesgos de la gestión minera moderna, por el simple hecho de que no fueron causados por la misma, no resulta prudente. Ello podría explicar parcialmente por qué buena parte de las poblaciones afectadas indirectamente por la minería sirven de caldo de cultivo para ser movilizados y protestar.

De otro lado, es indispensable identificar y respetar la cosmovisión (cultura: mapa mental) de las poblaciones ubicadas en las zonas de influencia de las operaciones mineras (es claro que un mismo evento puede tener tantas lecturas / interpretaciones -verdades o no- como personas lo vivan o presencien), y hacerlas parte del sistema minero, el cual a su vez debería adecuarse en lo posible y pertinente, al sistema existente que lo precede. No basta con ofrecer a los pobladores servicios básicos de salud, educación e infraestructura, que por lo demás apuntan más al bienestar físico, que al de la realización personal. Entendemos a la “licencia social” de operación, no como un logro el cual se obtiene en un determinado momento y por un determinado plazo, sino, por el contrario, como un proceso al cual se somete la empresa día a día.

Consideramos que las ciencias medioambientales están aún, en términos relativos, en una etapa primaria en cuanto al “stock del conocimiento”, por lo que, las leyes y regulaciones ambientales tienden a ser reactivas. Por ello, resulta indispensable que la actividad minera se guíe por el espíritu de las normas y vaya más allá de lo que las leyes exigen (cumplir con ellas, p.e. requisitos actuales de un Estudio de Impacto Ambiental, incluido el Plan de Manejo Ambiental, es una exigencia mínima), ya que es casi seguro que mañana éstas evolucionarán creando nuevos riesgos y oportunidades para el sector.

Finalmente, resulta claro que la actividad minera (como cualquier otra) genera impactos, en mayor o menor medida, a nivel tanto ambiental como social y económico; lo importante es darlos a conocer, comunicándolos efectivamente -en función del público objetivo-, el cual debe incluir también a la opinión pública. En este contexto, la pregunta pertinente sería: ¿Qué implica realmente la minería moderna en el Perú?; o es que nos podemos dar el lujo de detener dicha actividad? Intentaremos esbozar algunas aproximaciones en futuros artículos.


Crecer, crecer y crecer….
por Luis Bravo Rovai

Todos deseamos que nuestra economía crezca más rápido de lo que lo ha venido haciendo -promedio de 4.2% anual en los últimos 48 meses-, con la consecuencia de alcanzar mayores niveles de bienestar, e identificamos que para ello hay que ser más competitivos. Sin embargo, nos olvidamos de que el crecimiento, especialmente en países como el nuestro, también trae problemas, tales como: i) la contaminación y el deterioro del medioambiente, ii) el incremento de las diferencias sociales, postergando aún más a los menos favorecidos, iii) el fortalecimiento de la percepción de que vivir bajo los estándares de la modernidad es la manera de vivir, aún por sobre las demás opciones, entre otros problemas. ¿Qué solución solemos plantear a esos problemas?: ¡más crecimiento!. Así, alineamos nuestros objetivos en: crecer (crecer más) y ser más competitivos.

No hay que perder de vista que los objetivos de un sistema determinan los componentes relevantes del mismo, los premios y los castigos referidos a la forma en que éstos deben interactuar, quedando usualmente marginados aquellos elementos considerados no relevantes para la consecución de dichas metas, elementos cuya no identificación ni entendimiento está en función directa a la velocidad de cambio del sistema (p.e. crecimiento); sin embargo, si éstos elementos son relevantes para el buen funcionamiento del sistema, tarde o temprano sus efectos se manifestarán. Bien dicen que para evitar accidentes en auto, ir despacio es más afectivo que tener buenos frenos!; en otras palabras, hay que dar tiempo para que la información sea identificada, se procese y se pueda tomar mejores decisiones.

Para identificar un caso, si los intereses de los stakeholders (grupos de interés afectados directa y/o indirectamente por las operaciones de una empresa) no están considerados dentro de la visión y misión de una empresa, los temas, por ejemplo, de responsabilidad social y ambiental, serán básicamente temas de posicionamiento (manejo de intangibles) accesorios a la operación propia de la empresa; es decir, no serán parte de su día a día.

Asimismo, es cierto que es más simple y por lo mismo más efectivo, para alinear los elementos de un sistema, el tener pocos objetivos en vez de muchos, pero también es cierto que la segunda alternativa incrementará la viabilidad del sistema en el tiempo; es decir, lo hará más sostenible (tendrá más y mejores raíces).

Cuando la “casa” está en desorden se debe priorizar la efectividad al actuar; es decir “qué hacer” y “hacerlo”, pero, cuando se trata de hacerla funcionar mejor, hay que priorizar la forma de lo que se hace; es decir, “cómo hacerlo”, y para ello resulta pertinente consultar a las partes involucradas, con el objetivo no sólo de obtener puntos de vista adicionales, pero de lograr entender y aceptar la forma en que se va a proceder.

Finalmente, resulta obvio que en un mundo de recursos escasos y necesidades infinitas ser ineficientes (desperdiciar recursos, desaprovechar oportunidades) es más que injusto; sin embargo, a título personal, considero relevante hacernos las siguientes preguntas: ¿se debe crecer a cualquier precio?, más aún, ¿se debe apostar por crecer rápidamente no teniendo una idea mas o menos clara de la futura factura?


¿La globalización necesariamente implica desarrollo para las economías emergentes?
por Luis Bravo Rovai

A. Smith y D. Ricardo identificaron que la división del trabajo permite incrementar la producción y reducir los costos; y que el comercio exterior potencia dicha especialización a nivel de cada economía (ventajas comparativas). Asimismo, establecieron que los agentes económicos en su búsqueda del bienestar personal lograban maximizar el bienestar social. Estos conceptos constituyen los pilares del pensamiento económico que soporta la globalización de los mercados. Sin embargo, es importante identificar algunos de los potenciales riesgos de la globalización de los mismos. El pensamiento económico contemporáneo ha logrado importantes avances de los conceptos clásicos, gracias a R. Coase, quien identificó y resumió claramente una de las imperfecciones más importantes de los mercados: los costos de transacción, demostrando que los mercados presentan fricciones (ineficiencias) al operar; y a J. Nash, quien determinó que ante imperfecciones del mercado (p.e. información asimétrica e incompleta), los agentes económicos en la búsqueda del bienestar personal tienden a lograr niveles sub-óptimos de bienestar social.

En un mundo de información imperfecta (no lo sabemos todo) y asimétrica (no todos sabemos lo mismo), la información en si misma, es un bien escaso y por lo tanto de valor. La reputación de una empresa se vuelve valiosa al ser un “stock o cúmulo” de información que le antecede. Asimismo, debemos reconocer que la reputación es frágil: construir una “buena reputación” requiere de esfuerzo y tiempo, sin embargo perderla es relativamente simple e implica costos. Gracias a la “visibilidad” de las acciones, es que se puede construir con mayor facilidad una reputación; es decir, a mayor visibilidad de las acciones, mayor la información disponible para nutrir y/o destruir una reputación.
Cuando: i) la industria (características inherentes), ii) la empresa (prácticas usadas), ni iii) el producto (proceso producción) son visibles para los consumidores y/u opinión pública, es muy probable que la globalización, al incrementar los posibles escenarios de acción -más aún si en economías emergentes la información fluye con menos rapidez y calidad- diluya aún más, la relativa poca información que se tiene sobre los tres elementos antes señalados. Incrementándose así, el riesgo de aplicar prácticas ambientales y sociales no apropiadas. Aunque debemos reconocer que lo opuesto -que al menos uno de los tres elementos mencionados sea visible- es sólo una condición necesaria, más no suficiente para fomentar una globalización responsable (p.e uso de las mejores prácticas).

En el caso de los commodities por ejemplo, las funciones utilitarias que proveen están estandarizadas y se requiere -grosso modo- de sólo dos parámetros para su comercialización: precio y cantidad. Los estándares de la industria, las características particulares de su proceso de producción y las prácticas de gestión de las empresas productoras generalmente no pueden ser inferidos a partir del producto. ¿De dónde viene el metal con que están hechos los lentes que usamos? ¿quién y cómo lo produjo? En este caso el producto no es “visible” para el consumidor y la opinión pública, por lo tanto puede que haya sido obtenido bajo estándares sociales y ambientales pobres. Sin embargo, gracias al avance de las ciencias naturales y sociales, y de las comunicaciones, los impactos ambientales y sociales de las diferentes industrias relacionadas a la producción de commodities están siendo cada vez más “visibles”y monitoreados. Finalmente, se puede apreciar que las grandes empresas -que usualmente cotizan en bolsa-, relacionadas a commodities tienden a poseer una reputación (imagen/intangible) con un valor muy importante, reputación que alimentan y cuidan con las decisiones y acciones que toman, lo que requiere que en promedio utilicen las mejores prácticas existentes y eleven los estándares de las diferentes locaciones en donde operan.

Entonces, para competir de manera sostenible (desarrollo) en un mundo cada vez más globalizado, no basta con atraer capitales bajo estrictos requerimientos contractuales, sino que es más importante, el intangible que acompaña a estos capitales. Así, deberíamos tratar de responder: ¿tiene la empresa mucho que perder más allá del capital comprometido si no cumple con los compromisos asumidos? y/o ¿cuenta con socios inversionistas y/o comerciales con intangibles importantes? La globalización de los mercados, especialmente en el sector de commodities, puede incrementar los riesgos de malas prácticas sociales y ambientales, sobre todo en países emergentes como el nuestro.


¿Buenos políticos o políticos buenos….?
por Luis Bravo Rovai

En el artículo “¿Puede el egoísmo salvar al medioambiente?” (1993), M. Ridley (un economista) y B. Low (una bióloga evolutiva), analizan y comparan la conducta humana y animal, a la luz de los fundamentos de la teoría de precios, de la teoría de juegos y de la ecología, y concluyen en que sí es posible. El requisito: que el horizonte de decisión de los partícipes de un sistema sea el largo plazo. Aunque la suficiencia de dicho requisito es discutible, su aceptación como necesario, resulta de sentido común[1] si se desea construir un sistema viable para las generaciones futuras.

Los economistas neo-institucionales consideran que uno de los objetivos más importantes para los políticos es retener el poder. Lamentablemente, ello no garantiza que éstos tomen decisiones en función de su impacto de largo plazo. Ya que la conducta de éstos gira alrededor del beneficio esperado que dicho poder genera, y al ser “esperado”, ello implica considerar la probabilidad asignada a mantener (retomar) dicho poder en el corto plazo.

En un sistema político con muchas y variadas agrupaciones políticas, donde casi todas existen alrededor de caudillos y surgen producto de los requisitos legales, por sobre el principio de ser los partidos políticos los vehículos apropiados para desarrollar la vida política de un país, la probabilidad de que el poder pueda ser mantenido (p.e. re-elección) resulta baja, salvo se utilice el poder del Estado para incrementarla. Un verdadero partido político, no sólo provee de estabilidad al sistema, a través de la estabilidad de sus principios[2], también permite a los líderes políticos la posibilidad de continuar beneficiándose de la permanencia del partido en el poder, aún cuando ello signifique que muchos de estos líderes no estén en cargos públicos[3].

Es por ello, que sistemas políticos con pocos y sólidos partidos políticos (instituciones) suelen ser desarrollados[4], porque inducen a los líderes políticos a tomar en cuenta las consecuencias de sus decisiones en el largo plazo. Sin embargo, ello no es suficiente para garantizar se “actúe largo-plazo”, y así estar más cerca de un desarrollo sostenible. En mi opinión existen por lo menos dos temas a considerar que mediatizan dicha conducta. La asimetría e imperfección de la información, que permite la existencia del clientelismo político, y el insuficiente conocimiento científico, que se refleja en nuestro limitado entendimiento de los ecosistemas que soportan la vida humana, y de los, cada vez más complejos, sistemas económico-sociales que construimos.

Resulta claro que si queremos acercarnos al desarrollo sostenible (económico, social y medioambiental), debemos comenzar por apuntar lograr las condiciones necesarias para ello, que entre otras, pasan por tener un sistema político (uno de los sistemas más poderosos ya que éste genera muchas de las “reglas” que rigen al resto de sistemas) que incentive a los políticos a tomar sus decisiones en función del largo plazo.

Aunque aún no hay forma de garantizar que ello ocurra, bajo nuestro actual sistema político corremos el riesgo de estar cada vez más lejos de lograrlo; y cada vez más cerca de perpetuarnos en una miopía cortoplacista. Por ello resulta impostergable generar una corriente de opinión que resalte las razones de largo plazo por las cuales elegimos a nuestros gobernantes y así estar más cerca de tener buenos políticos.

[1] La ecología evolutiva ha demostrado que las conductas cooperativas de especies no humanas se sustentan en beneficios a nivel individual. Dichos beneficios están en función del objetivo de éstas: “pasar la mayor cantidad de genes (a nivel individual) a la siguiente generación”.

[2] Aquí radicaría uno de sus problemas también: la poca flexibilidad o capacidad de ajuste de las organizaciones frente a cambios en el medio.

[3] La capacidad de los partidos de ejercer control sobre sus líderes también debe considerarse como un beneficio adicional.

[4]Ya que incrementan la probabilidad de mantener o retomar el poder. EEUU, Gran Bretaña, entre otros.

domingo, enero 08, 2006

48. El Sistema: ¿cual Sistema?

Parte I (Red Voltaire 19/12/2005)
por Luis Bravo Villarán

Ultimamente, con el crecimiento de Ollanta Humala en las encuestas, los medios periodísticos y algunos candidatos del “sistema”, lo han comenzado a llamar el “candidato anti-sistema”.

Sin juzgar las calidades o limitaciones que el candidato Ollanta pueda tener, algunas menores y otras mayores o viceversa, cabe hacerse la pregunta: ¿cuál sistema?.

¿Se habla tal vez del “sistema” que controla los principales medios de comunicación escritos y televisivos, que dependen de la publicidad que les contrata el mismo “sistema”, que anuncia igual alimentos que combustibles; igual bancos que AFP’s; igual TLC que privatizaciones en las que se promueve la inversión extranjera a través de la subasta de los patrimonios del país?; del “sistema” cuyo equipo titular sale desde palacio de gobierno en la “foto del TLC”, con el “dueño” del equipo apareciendo en una esquina y el ocasional gobernante fungiendo de “anunciador”?

¿Se habla tal vez del “sistema” donde un medio de comunicación puede acusar por acusar, muchas veces -la mayor de las veces- sin base alguna y llevarse de encuentro honras y vidas con la mayor de las impunidades?; o tal vez del “sistema” en que presenciamos cómo se sacan los ojos los unos contra los otros por el poder para manejar el “sistema”?

¿Se habla tal vez del “sistema” que no tiene respeto por el medio ambiente, ni por los pobladores afectados por las agresiones que las unidades explotadoras perpetran contra el medio ambiente y la biodiversidad?

¿Se habla tal vez del “sistema” que controla el Poder Judicial y en el que quienes manejan actúan con impunidad a pesar de todo lo que han hecho y siguen haciendo?; un “sistema” en el que –si se tiene el infortunio de caer en manos de la llamada “justicia”, es como caer con una enfermedad seria; si no se tiene dinero, se pudren o mejor se mueren?

¿Se habla de un “sistema” que sesga una encuesta para que prematuramente el candidato “antisistema” aparezca con un temprano crecimiento, a la vez que le echan la culpa a ese “prematuro crecimiento en las encuestas” que se devalúe la moneda, que baje la bolsa, que se detenga la venta de los bonos peruanos y que suba el riesgo país, en burda maniobra de “terrorismo financiero” cuatro meses antes de las elecciones, debidamente concertado?. ¿no está esto penado por ley?; claro que no, si la maniobra obedece al “sistema”.

¿Se habla de un “sistema” que habría puesto coordinadamente en Chile al expresidente Fujimori por si en caso el “candidato antisistema” crece mucho y no se le pueda controlar?; un “sistema” que está dispuesto a negociar con el “diablo” con tal de prevalecer?; un “sistema” que está dispuesto a convenir con Chile en un eventual “escenario Fujimori” si fuera necesario para, arreglando el diferendo marítimo dentro de los alcances de la “Convemar” –y a través de un tribunal internacional- a favor del Perú, se conceda a cambio el gas de Camisea para el “anillo energético” del sur, que es la prioridad número uno de Chile hoy?.

¿Se trata de un “sistema” que con base a una organizada maniobra de “terrorismo financiero” tendría como objetivo poner al pueblo peruano en la disyuntiva de ¿Ollanta o Fujimori?, recordándonos en cualquier momento que lo que pasó con Alan entre 1985-1990, podría ser mucho peor en un “escenario Ollanta”?; ¿qué dicen los demás candidatos del “sistema” (algunos muy suaves o con silencios cómplices; todos silentes ya) y los periodistas del “sistema” que hace poco repudiaban el traslado (reitero ¿organizado tal vez?) de Fujimori a Chile y que muy probablemente en ese -esperamos negado- escenario, no dirán nada salvo alguna honrosa excepción disonante del “sistema”, para mantener su plaza?. Porque Ojo, legalmente no hay nada que pueda impedir la candidatura ausente del expresidente japonés, menos lo será aún, si ningunos de los otros “candidatos sistema” tendría la fuerza necesaria para oponerse al “candidato anti-sistema”?

¿Se habla de un “sistema” que nos ponga un presidente como p.e. el actual, con un congreso como p.e. el actual, que conservan la macro-economía gracias a tres ministros de economía que han significado la continuidad del “sistema” para sacar adelante principalmente Camisea entre otras concesiones que obedecen a un “sistema de privatización subastador”; con dos de esos ministros ya hoy cómodamente ubicados en Washington y el principal, norteamericano-peruano, concluyendo bien macro-económicamente y desde el premiarato lo que él mismo comenzó?. Pregunta: ¿los resultados macro-económicos son gracias a Toledo o a quien ha manejado todo: PPK?. Y el “chorreo” (un falso acertijo más de este gobierno) no habrá necesidad de agradecerlo, pues nunca llegó; verdad?

¿Se habla de un “sistema” con altísima mortalidad infantil, con un índice educativo infame y con una pobreza por encima del 50%?; un “sistema” donde el “regalo” en forma de programas populistas se inserta en las mentes de los llamados “pobres” para mantenerlos adormecidos?

¿Se habla de un “sistema” donde la delincuencia campea impunemente y en el cual la prostitución en todas sus formas –carnales y/o económicas- se practica en todos los niveles de la sociedad y principalmente de los poderes públicos?

¿Se habla de un “sistema” ad-hoc para que los “políticos profesionales” se mantengan vigentes lustro tras lustro, a fin de mantenerse y mantener el “sistema”?; etc. etc. ...

¿Se habla de un “sistema” donde “el dinero es el fin” y no como debiera ser: un medio para generar riqueza y bienestar extendido en la población?

¿Es ese el “sistema” que los correos (con mayor énfasis), los comercios (con solapado manejo), los peru21’s, los primeras (un poco más moderados estos dos últimos) etc; y los programas políticos de la TV quieren mantener para mantenerse vigentes?

Que pena por el Perú; pero un anti-sistema, si no es un verdadero nuevo sistema, tampoco; entonces qué?.

El SISTEMA, debe ser un circuito virtuoso, no uno perverso como el actual.



Parte II (Red Voltaire 20/12/2005)
por Luis Bravo Villarán

Un SISTEMA, es el conjunto de actores y factores (pueblos, sociedades, territorios, recursos naturales, naciones, estados, gobiernos y gobernantes, leyes y normas, etc.), que se inter-relacionan dentro de un circuito de sinergias que concurren para el logro de fines comunes. Si el SISTEMA tiene VALORES (incluidos los valores culturales y el respeto por ellos) y tiene como fin común el bienestar extendido para todos con oportunidades para todos, es un SISTEMA VIRTUOSO; si no los tiene terminará siendo un sistema perverso y corrupto.

Por otro lado, examinemos dos conceptos básicos: “Ecología y Economía; son una contradicción?; Veamos: Oikos en griego antiguo significa casa. En este término se unen los conceptos de economía y ecología. Inicialmente la palabra economía describe las regulaciones y las leyes financieras de la casa. Bajo ecología se entiende la relación entre las personas de la casa y su medio ambiente. Ambos conceptos son pues indesligables uno del otro; no se puede concebir el manejo económico de la casa, sin tener en cuenta a las personas que en ella habitan y el ambiente que hace posible sus vidas. Una economía que no toma en cuenta la ecología, no es duradera: no es sustentable. Debemos conservar la casa -la Tierra- para todas las generaciones. Ello es una responsabilidad que debemos compartir.” (del Brochure Eco-visión de KATE Alemania)

En una Nación, un SISTEMA no tendrá sentido, si no integra el desarrollo económico, con el desarrollo social y humano, la participación y la conservación del medio ambiente con capitalización de los recursos naturales; es decir, se hace un SISTEMA SUSTENTABLE.

Tampoco tendrá sentido un SISTEMA y terminará corrompiéndose, si considera al factor “dinero” como un “fin” y no como debe ser, un “medio” que permita hacer que los activos o patrimonios productivos, generen producción de manera competitiva y consecuentemente generen BIENESTAR extendido en función de los factores de la producción; tampoco tendrá sentido si pretende basarse en la “igualdad” (que debe tenderse a aplicar sólo en el acceso a las oportunidades) y no en el “equilibrio” relativo entre los actores y factores intervinientes.

Ello no quiere decir que un SISTEMA SUSTENTABLE sea la “panacea”: no!!!; en todo “sistema” los actores se inter-relacionan a través de los “factores” y en esa inter-relación (en los procesos y las normas), están los riesgos. El ÉXITO del SISTEMA, es directamente proporcional, al buen manejo de los “riesgos” que le son inmanentes y a los riesgos externos. Es allí donde la capacidad y habilidad para gobernar un distrito, una región, un país; o para gerenciar una institución, una corporación, una empresa o una unidad productiva, además de la técnica y la tecnología; resultan ser gravitantes en el resultado del SISTEMA.

Ahora bien: ¿dónde estamos y qué queremos?. Ya sabemos que vivimos en un “sistema perverso”, donde los que más tienen (una diminuta minoría de la sociedad que domina el “sistema” para sí) quiere cada vez más; y en el que la inmensa mayoría tiene cada vez menos; un nivel de pobreza de más del 50% de peruanos excluidos del mercado; es decir, del bienestar.

Si conceptuamos a “la libertad como el acceso al bienestar”, más del 50% de los peruanos no es libre; ¿es ese el resultado del “sistema de libre mercado” que se ha venido aplicando?. ¿Puede llamarse al TLC –gestado por quienes y para quienes dominan el “sistema”- un tratado de “libre” comercio, cuando es totalmente desequilibrado y más que producto de una negociación, es producto de una decisión política de adhesión, que solamente tiene algo de sentido futuro, por haberse incluido al filo de la hora el “etanol”?. ¿Es “libre” cuando se abren nuestros mercados a productos que vienen subsidiados como el maíz amarillo duro, el trigo y el algodón, que de producirse competitivamente en el Perú generarían más de 80 millones de jornales al año, (sin contar los lácteos y el arroz en zona de selva) versus los mismos 80 millones de jornales por los productos estrellas de la agro-exportación del TLC, si multiplicamos –dando por descontado el éxito- por 5 el actual hectareaje de esos productos (excluida la caña de azúcar para “etanol” producto que no estaba contemplado y se incluyó a última hora)?; ¿es libre cuando se privilegia el interés económico por sobre la salud del pueblo?; ¿es libre cuando no se informa o lo que es peor se maneja y retacea la información o se mal informa?; en fin, ¿es ese el concepto de “libertad” que se aplica al actual “libre mercado”?

¿Es “libre mercado” cuando el TLC forma parte del engranaje de la OMC, del FMI y del Banco Mundial, entidades fuertemente influenciadas por el “poder de las corporaciones”, dentro de un “sistema hecho por las corporaciones, para las corporaciones”?.

Nadie puede negar que la “libertad” es un valor indispensable y fundamental en un SISTEMA SUSTENTABLE, pero “una libertad que no devenga en libertinaje”, como es lo que vemos hoy todos los días, pues es el libertinaje -que equivale a la “ley de la selva” (el que puede, puede y el que no ...)- donde el dinero es un fin y no un medio, lo que ha hecho que el actual sistema de libre mercado, se corrompa y devenga en perverso.

Que debemos preservar la “libertad”?: eso nadie lo puede discutir; que debemos evitar el “mercado”?: eso no tiene sentido. Por tanto debemos rescatar el “libre mercado”, pero no el libre mercado de la competencia salvaje y desaprensiva; sino más bien un “libre mercado” insertado en un SISTEMA SUSTENTABLE, donde se administren de manera óptima los “riesgos” y se remunere ese buen manejo; un libre mercado en el que a través de la participación, se dé la cooperación para que el SISTEMA sea competitivo y dé como resultado un BIENESTAR extendido, donde el (*) límite superior no permita que se pase a un “sistema ecológicamente insustentable” por el excesivo afán de consumo sin respeto por el medio ambiente que hace posible la vida; y el límite inferior, sea un nivel de vida digno, debajo del cual el “sistema es socialmente insustentable”. *(Espacio Medio ambiental de Joachim H. el Spangenberg -Wuppertal Institute)

Este será un SISTEMA en el que conceptos como izquierdas, derechas y centros, ya no tendrán más sentido porque paradigmáticamente quedarán atrás en la historia; este será un SISTEMA en el que se será más o menos competitivo, más o menos eficiente; y ello dependerá de la alimentación (léase nutrición), la educación, la salud (indesligable del deporte), la cultura, de la organización y del “liderazgo del propio destino” en cada individuo que sabrá que el liderazgo grupal es integrado y compartido; y que naturalmente se decanta a los verdaderos líderes trascendentes, que son los que dirigirán y gobernarán. Ese es el VERDADERO SISTEMA SUSTENTABLE, donde existe la competencia y la competitividad; coexistiendo con la “cooperación” como medio para que ya la “solidaridad” sea una excepción y no la regla; en un concepto lo que podemos denominar como: EL LIBRE MERCADO DE LA COOPERACIÓN o la COOPERACIÓN COMPETITIVA; donde el SISTEMA es competitivo, porque todos sus actores son competitivos y cooperan mutuamente sin dejar de competir.

Con un SISTEMA SUSTENTABLE, no habrá igualitarismos, habrá un “equilibrio virtuoso”, no un “equilibrio perverso”; habrá aspiración proactiva, no esperanza pasiva; habrá atención y cuidado, no desaprensión; habrá individualismo responsable, no el individualismo egoísta extremo; habrá bienestar con equilibrio, no consumismo desenfrenado; habrá interés y participación, no indolencia ni indiferencia; habrá acción creativa y constructiva, no inacción ni destrucción; habrá uso conciente y reposición de los recursos naturales con prevalencia de la energía renovable, no depredación ni agotamiento; habrá apoyo y enseñanza, no señalamiento y culpabilidad; habrá rectificación positiva y no ocultamiento de los errores; habrá integración con identificación, no discriminación ni marginación; habrá amor y aprecio, no desamor ni odio; habrá más ética y menos egoísmo; habrá justicia para combatir el vandalismo, la delincuencia y la corrupción; habrá identidad nacional, no irreverencia por nuestro pasado; abandonaremos la tristeza y falta de identidad, por el orgullo de ser peruanos.

Países con SISTEMA SUSTENTABLE, integrados en un “comercio competitivo, justo y equilibrado”, conformarán la GLOBALIZACIÓN SUSTENTABLE, corrigiendo la Globalización Económica distorsionada que el actual liberalismo propugna.

Si esto es el hoy llamado “antisistema”, pues bienvenido; si no, hay que crear el nuevo SISTEMA.

¿Sueño?; hagámoslo realidad; ¿idealismo?; comencemos por hacerlo aterrizar.

El Perú es rico; los peruanos no podemos ser pobres. Ello depende de nosotros. Hemos nacido peruanos, debemos morir peruanos; caraj... : ¿Dónde está el orgullo de ser peruanos?