domingo, julio 17, 2005

32. “La Bio-economía es el Nuevo Paradigma - 3”, por René Passet.

La bio-economía es el nuevo paradigma de la ciencia económica: El proceso económico se descubre como una extensión de la evolución biológica

Aproximación trans-disciplinar
La relación de inclusión que se establece entre las esferas económica, humana y natural demanda una aproximación trans-disciplinar que las englobe al mismo tiempo. El prefijo “trans” significa a la vez: a través, junto y al lado de (Basarab Nicolescu* :1996).

La economía atraviesa lo humano y lo viviente, sólo puede reproducirse en el respeto a las reglas que la rigen y que representan una serie de límites en el seno de las cuales debe encontrar el campo de optimización.

Los valores sociales (filosóficos, estéticos, morales) no se reducen a lo económico : las regulaciones de la naturaleza escapan a las leyes del mercado. Los niveles de organización definen los límites a partir de los cuales el llegar más allá de ciertos grados de complejidad implica una modificación radical de los modos de regulación y desarrollo de los sistemas. Así ocurrió con la « emergencia » de la vida, con el paso de la molécula a la célula.

El todo es irreductible a la suma de las partes : las leyes de la macro-economía no se reducen a las de la micro-economía : el interés general es diferente a la suma de los intereses individuales ; los motores del desarrollo varían con sus respectivos niveles; los mecanismos de la naturaleza no tienen nada que ver con la regulación a través de los precios ; existen bienes comunes de la humanidad, como el aire, el agua, las regulaciones naturales, el saber, el patrimonio genético de las especies, cuyos problemas trascienden la lógica de las naciones y de los mercados.

Mucho más allá de la simple consideración de los costos ambientales (« internalización »), se trata de insertar las actividades económicas en los ecosistemas naturales y humanos sin alterar las funciones que permiten su reproducción en el tiempo. La bio-economía se propone así integrar la dimensión real (energética y material) de los flujos que ella transforma, así como el largo plazo de los tiempos naturales en el cual estos flujos se inscriben.

Tiene que trascender las rarezas. Al lado del cálculo monetario, necesita, para eso, indicadores materiales (balances-materias), energéticos (cálculo eco-energético) y cualitativos (calidad de vida, de los medios, bellaza natural) traduciendo sus impactos en la realidad de las cosas.

Caracteres reunidos
Los caracteres de los niveles incluyentes se reencuentran juntos en el nivel económico. El trabajo es una actividad ejercida por un ser humano perteneciente a una sociedad que constituye una especie viviente entre otras. El bosque, recurso comercial, representa también un espacio social y participa en la reproducción de la naturaleza.

El cálculo económico no debería por tanto reducirse a una comparación de costos y ventajas monetarias. No existe otro valor que el bienestar de las personas ni otro costo que su dolor : « los costos del hombre » (François Perroux) deben ser cubiertos « todo lo posible al menor costo (Principe d’économicité d’Henri Bartoli). Los indicadores de desarrollo humano (IDH) del PNUD constituyen un incontestable avance en esta dirección.

La racionalidad se desplaza hoy del campo de los medios al de las finalidades y los valores humanos. Cuando las capacidades de producción responden a las necesidades esenciales y no amenazan la naturaleza, el perfeccionamiento y la competitividad del aparato productivo demandan el mejor saber hacer de los hombres : la racionalidad instrumental.

Sobreproducción e inaccesibilidad
Hoy los productos básicos, particularmente alimenticios, superan globalmente las necesidades fundamentales y numerosos sectores se encuentran en situación se sobreproducción crónica. Sin embargo, 800 millones de seres humanos siguen infra-alimentados, los recursos básicos son inaccesibles para los más necesitados.

Una doble cuestión, de reparto y solidaridad, aparece, en el seno de una misma generación y al mismo tiempo entre generaciones. Sin embargo, no existe ninguna teoría económica de lo óptimo en esta materia : la cuestión se plantea en términos de solidaridad y no de competición.

Toda la teoría de la demanda se encuentra cuestionada porque por sí misma no expresa sino las necesidades « solventes », mientras que lo que se trata de cubrir es el conjunto de las necesidades fundamentales de todos, ricos o pobres.

El crecimiento cuantitativo, lejos de constituir una finalidad, debe quedar subordinado al respeto de las normas humanas, sociales y naturales, preservando el futuro del planeta y de sus habitantes. A esto se le denomina desarrollo « durable », señala el Informe Brundtland.

Continua

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