Y seguimos detrás del TLC. Nadie puede conceptualmente estar en contra de un TLC con los principales mercados del Mundo; Chile sigue adelante y va camino a suscribirlo con China, ya lo tiene hace mucho tiempo con EE.UU. con una importante reserva sobre la convertibilidad y transferencia de divisas en caso de emergencias (shocks externos o movimientos especulativos de capitales), que aparentemente el Perú no contemplaría, terminando por ser más liberal que el mismo modelo chileno, que tanto veneran en el MEF peruano.
Se debe ser reiterativo en que un TLC se suscribe para mejorar de manera continua la Balanza Comercial y ello no sólo se logra aumentando las exportaciones, sino también y a la vez, disminuyendo las importaciones que puedan ser reemplazadas competitivamente, generando trabajo sostenido en el país y como consecuencia dinamizando el mercado interno; y es allí donde viene la disyuntiva en que nos está poniendo la potencia norteamericana cuando nos arrincona contra la pared para que se liberalice -se retire toda protección- a la importación de los llamados “productos agrarios sensibles”, que importamos de EE.UU. que sí protege su agricultura con enormes subsidios.
La misión del FMI acaba de concluir las conversaciones con el Gobierno Peruano y recomienda que se adopte una política cambiaria "más flexible", dejando que el tipo de cambio flote libremente o permitiendo que el BCR intervenga únicamente en el mercado de divisas cuando se den cambios bruscos de la paridad. Según el comunicado 05/137 del FMI, ello "ayudaría a aislar a la economía contra choques externos y flujos especulativos de capital".
Felizmente se tiene otro criterio en el BCR y no se hace caso a esa recomendación que llevaría a revaluar el Sol hacia los S/.3.00 por dólar, ya que ello originaría el riesgo que el tipo de cambio del dólar baje aún más respecto al Sol, en función del enfriamiento de la economía y comercio mundiales por los déficit externo y fiscal de los EE.UU. y el manejo monetario de China; con ello ocurriría todo lo contrario a lo que afirma el FMI y sólo se salvarían los exportadores de minerales que aún gozan de alto precio y los importadores de los “productos sensibles” mientras un mercado cada vez más recesado aguante y la presión social no se desborde y genere uno de los mayores caos de la historia moderna en el Perú.
Todo esto sucede, porque seguimos viviendo y celebrando los resultados macroeconómicos que privilegian al sector de la gran minería, al sistema financiero, al de servicios con inversión extranjera y a los monopolios internos principalmente importadores.
Si se diera una verdadera reactivación del mercado interno (lo que será posible p.e. con la Ley 28298 de promoción para el desarrollo del Sector Rural promulgada hace un año), otro sería el cantar, pues al elevarse la producción, la emisión de soles del BCR sería sustentada y no esterilizadora, con lo cual la economía se sinceraría sin intervención, ni del FMI, ni de la constante del BCR.
Pero al FMI y sus patrocinadores no les interesa que se reactiven los mercados internos generando empleo sostenible, sino les interesa que se abaraten las importaciones en países como el Perú, para que sigamos importando p.e. los productos básicos (maíz, trigo, algodón, etc... ) de EE.UU., donde estos productos son subsidiados. Si el Sol se revalúa -que es lo que pretende el FMI- nuestras exportaciones de encarecerían y nuestras importaciones a la inversa, se abaratarían; resultado: precios más accesibles para el consumo sí, pero a la vez, menos empleo, más pobreza y mayor concentración de la riqueza económica en manos de los “afortunados” importadores. ¿Cuánto se podrá aguantar?; ¿Es ese el Perú que queremos?.
Y ojo, aquí se está haciendo un análisis cualitativo objetivo que no tiene nada que ver con socialismos o ideas izquierdizantes, ni retrógradas o populistas, como se pueden apresurar a calificar ciertos economistas que deberían regresar a la Universidad para reciclarse si no quieren quedar obsoletos; tan objetiva es esta visión, que no está en contra del TLC. Por ejemplo, creemos que no se debe seguir con la protección patrimonial a las azucareras, pues ello lo único que trae es que el mercado pague el precio más alto del continente por un kilo de azúcar; tampoco estamos en contra que se libere la importación de arroz mientras se siga produciendo en la costa, ya que en estos dos productos los mayores beneficiados son los intermediarios y no los productores que pueden ajustar o re-orientar sus cultivos. Ante una liberación, las empresas azucareras eficientes podrán defenderse, las otras deben ir pensando qué hacer o considerar bajo otro contexto sano, el migrar a etanol y exportar.
Sí se debe en cambio, mantener mecanismos selectivos y temporales para el trigo, el algodón, el maíz amarillo duro y los lácteos, que pueden producirse de manera competitiva en el Perú generando empleo productivo y sostenible, ayudando así a la reactivación del mercado interno y el bienestar. Para todo esto ayuda la “Ley Marco para el Desarrollo Económico del Sector Rural” Ley 28298.
¿Es que esto tiene que ver con derecha, izquierda, neoliberalismo o populismo?. No, esto tiene que ver simplemente con el sentido común, con el modernismo y con la necesaria identificación de los peruanos, con el Perú.
TLC, claro que sí, pero con equilibrio y sin recetas del FMI.
LABV
Documentos sobre temas generales de interés. Artículos sobre Política, Economía, Sustentabilidad, Desarrollo Empresarial y actualidad en general, con énfasis en la Realidad Peruana - Luis Bravo Villarán; Perfil: https://www.google.com/profiles/luisbravovillaran#about
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