domingo, octubre 04, 2009

La inflación en Latinoamérica y en el Perú

por Luis Bravo Villarán (31/07/2008)


La inflación en Latinoamérica ha acelerado su marcha luego de apreciarse la misma tendencia tanto en EE.UU. como en la Unión Europea. Las principales causas de esta espiral son el encarecimiento de los precios internacionales del petróleo y de los alimentos, principalmente el maíz y el trigo. El crudo ha subido 90% respecto al 2007 y recientemente ha tocado el récord por encima de los US$147 dólares aunque al terminar este mes de julio haya retrocedido ($122.19) y se piensa –aunque no hay acuerdo al respecto- que continuaría a la baja en su cotización hacia fines del 2008 en que el barril de petróleo bajaría a $110, debido al incremento de las reservas de los productos derivados del crudo.

Se debe notar sin embargo, que el fenómeno es ya mundial, pues si bien hace más o menos un año, el precio del barril de petróleo -expresado en dólares y función de la debilidad de esta divisa- era superior al del resto del mundo, a lo largo de los últimos cinco meses el aumento ha sido tan rápido que ha afectado a todas las divisas; y por cierto ha favorecido el ingreso por impuestos sobre los combustibles a los Estados que finalmente han visto mayores ingresos a sus arcas fiscales, incluso con irresponsable beneplácito.
Esperemos que se dé el pronóstico a la baja mencionado líneas arriba y el precio se estabilice alrededor de los $100 a $110 hacia fines del presente año, en paralelo con el fortalecimiento del dólar.
Por otro lado, el precio del maíz se ha duplicado en los pasados 12 meses. Sólo en el 2007, el maíz subió 49% y el trigo 79%; ambos venían subiendo desde el 2005. A Abril del 2008, el maíz había subido 14% y el trigo 40%.

Una de las razones en el caso de los EE.UU., ha sido la equivocada política de dedicar desde el 2005 una sustantiva extensión del maíz a la producción de etanol, lo que originó el incremento del precio de este grano, que jaló el aumento en el precio del trigo; situación agravada por el incremento en los costos del transporte y de los fertilizantes, consecuencia del mayor precio del petróleo.

Esto ha desatado una corriente mundial en contra de los biocombustibles adosándole el incremento del precio de los alimentos, lo que es parcialmente cierto por lo ocurrido en los EE.UU. Se debe mencionar sin embargo que en el caso del Brasil, si bien se venía observando una correlación entre el precio del petróleo y el del etanol, desde el 2006 el precio FOB de este último, se estabilizó en el nivel de $0.50 / litro FOB Sao Paulo (podría subir hasta en un 15% en los próximos meses y de allí quedaría estable), que es lo que precisamente se busca con los biocombustibles, además de bajar las emisiones del gases efecto invernadero, sino no tendría caso promover su desarrollo. Una equivocada política en los EE.UU., no puede condenar la posibilidad racional de los biocombustibles, que p.e. en el Perú se pueden desarrollar en tierras eriazas y marginales, usando y dándole valor económico, a los excedentes de agua que hoy se pierden en el mar, con un potencial de habilitación de hasta 2 millones de hectáreas, frente a las escasas 70,000 mil hectáreas objetivo de agroexportación. Es así que -contra todo pronóstico- se originará un incremento sustantivo en la extensión de tierras cultivables para la producción de alimentos, gracias que en simultáneo con los biocombustibles de produce energía que permitirá llevar agua a más extensiones hoy sin uso: un círculo virtuoso.

Regresando a la inflación, EE.UU. está padeciendo una escalada en su IPC que a su vez es consecuencia de la política de expansión monetaria de la Reserva Federal que origina se exporte inflación a sus principales socios comerciales. EE.UU. importa 12 millones de barriles de petróleo al día, lo que a $130 pb implica unos 600,000 millones de dólares que es aproximadamente el 4% de su PBI (antes importaba sólo el 2% del PBI); esta presión hace perder al país del norte, cualquier ganancia anual que pueda hacer en el incremento de la productividad de su economía. Se espera que la presión baje hacia fines de año.

Veamos el panorama de la inflación en Latinoamérica:
- Brasil ha revisado su estimado a un 5.6% anual;
- Chile de 5.5% anual, ha revisado su perspectiva a 7.5% anual para fin del año;
- Argentina en mayo alcanzó un nivel anual de 9.1%
- México presenta el mejor comportamiento con una inflación revisada anual de 5.4% (en abril estaba en 4.5%), con una productividad en crecimiento; y
- Colombia alcanzó 7.2%, el nivel más alto de los últimos 5 años;

En Perú la inflación continúa su marcha ubicándose en un 5.4% interanual en los últimos ocho meses de manera consecutiva. Hoy se estima que el año 2008, cerrará con una inflación de 5.6%.

Se sostiene que los precios de los alimentos tenían un retraso y que por tanto parte de la inflación observada se debe a una actualización de los precios, lo que redunda en mejores ingresos para los agricultores. Ello es cierto en países como el Perú donde no hay subsidios a la agricultura (sólo habría que determinar qué porcentaje llega efectivamente al agricultor y qué parte se queda en la cadena de habilitación, que sigue siendo una carga pesada en la agricultura peruana). Ello no es así en los EE.UU., donde lo que se incrementa es la presión sobre los subsidios que solventa el presupuesto público, manteniéndose la distorsión en prejuicio de la competencia de países como el nuestro que continúa importando maíz, trigo y algodón de ese país y de otros.

Ya el gobierno peruano ha iniciado –además de un importante ordenamiento en el caso del agua y el usos de excedentes- una promoción para extender estos cultivos, ojala lo hubiera hecho dos o tres años atrás, pues estaríamos en una posición de competitividad envidiable; ahora ganar el nivel de productividad que se debería tener, resulta más costoso, pero igual se logrará competitividad aunque en menor grado. Se debe entonces intensificar y poner metas más ambiciosas en este sentido. Siempre habrá réditos para todos, incluyendo por cierto al consumidor que ganará confianza a partir de una estabilidad en los precios, aunque el nivel de estos se haya elevado.

Sin embargo, se debe de una vez por todas sincerar la inflación estableciendo el impacto que sobre la economía ocurrirá cuando se desembalse el subsidio de los combustibles en el Perú, ya que el exministro Carranza obtuvo altas calificaciones en su gestión, pero nadie tomó en cuenta lo que dejó embalsado al no pagar la referida compensación a las refinerías. Cuidado!, por allí el referido exministro pueda haber dejado algo más para preocuparse.

Pensamos que la estabilidad internacional en el nivel de precios de los alimentos, se podrá alcanzar si efectivamente se diera el pronóstico del retorno del precio del petróleo a nivel de $100 a $ 110 pb hacia fines del presente año. El oro se ubicaría en el nivel de los $800 más o menos; y los demás metales se estabilizarán. Queda la preocupación de la concertación en el precio internacional del hierro y su alto costo de transporte, que afecta principalmente a la economía China; y por cierto, el efecto que ello tiene en los costos de la construcción cuyo boom en nuestro país puede verse contraído.

Finalmente está el dilema del crecimiento. Perú en efecto puede crecer en niveles del 10% anuales, si y sólo si mejora la calidad del crecimiento; y en ello, el peso de la agroindustria generadora de empleo será gravitante si crece sostenidamente a niveles que hoy aún están retrasados respecto al potencial en nuestro país. Si ello se hace a través de la asociatividad y la inclusión, el Perú será un verdadero país líder, pues entonces se habrá crecido en “productividad”. Para ello debemos ser más ambiciosos que promover la asociatividad en unidades de 20 Ha; eso es diminuto y puede funcionar para la Sierra. Se tiene la legislación expedita para hacerlo a nivel de 200 Ha o más, lo que a traerá la inversión y cambiará la realidad del agro en el Perú; simplemente hay que reglamentar esa legislación a la vez de procurar los medios para promover la recuperación del nivel medio de la población, que es donde se ubica la fuente de mayor productividad y competitividad de la economía; nos referimos al nivel de profesionales y PYMES (pequeña y mediana empresa), pues las MIPES (micro y pequeña) están bien atendidas por el FOGAPI. Se requieren fondos de garantía para las PYMES y estos pueden salir de los excedentes de las rentas regionales no utilizadas en los años 2006 y 2007. Háganlo, el Perú será otro y será verdaderamente líder. Hoy, no lo es. Y esto no es crítica al gobierno que lo está haciendo razonablemente bien; es propuesta, pues lo puede hacer mucho mejor.

No basta preservar la caja fiscal; hay que desarrollar e incluir, aprovechado la posibilidad de hacerlo hoy. No dejemos pasar el tren del desarrollo y el bienestar.

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